Aceptación

Marta Campos - Redactora

Aceptacion

Hablando de
aceptación

Aceptación ¿De qué hablamos cuando hablamos de aceptación? ¿En que
consiste aceptar? ¿Qué es lo que tenemos que aceptar? ¿Es lo mismo aceptar que
resignarse? ¿Qué consecuencias tiene la aceptación?

Desde nuestro entender, aceptar consiste en asumir que no podemos
conseguir todo aquello que nos proponemos por mejor que utilicemos los recursos
que tenemos a nuestro alcance. Hemos de aprender y asumir que existen una
cantidad enorme de factores exógenos a nosotros que no podemos controlar.

Pero aceptar y resignarse no son sinónimos. La diferencia es
magnánima. El resignado asume su derrota sin haber luchado. El que acepta sabe
que ha batallado hasta el final y es capaz de asumir que el enemigo o las
circunstancias pueden más que él. El que acepta no busca excusas ni
justificaciones. El que se resigna renuncia de antemano. Además, cuando lo
damos todo, quizás no obtengamos todo, pero sí parte. El que se resigna no
consigue nada y se queja de todo.

Una de las implicaciones prácticas de la aceptación es la
posibilidad de pasar página, centrar nuestras ilusiones y esfuerzos en nuevos
desafíos. El que se resigna se queda pegado a su resignación y al motivo de la
misma. El que acepta supera mediante la aceptación su propia limitación, no se
queda estancado a ella.

El propio pensador Lao Tsé consideraba la aceptación como una
estrategia personal. Entre otras cosas decía:

  • Si quieres
    ser todo, acepta ser parte. Si quieres ser recto, acepta estar torcido. Si
    quieres ser pleno, acepta estar vacío.
  • No des al
    mal nada a que oponerse y desaparecerá por sí mismo.
  • Lo duro y lo
    rígido se quebrará. Lo suave y flexible prevalecerá

Por su parte, cerramos con una palabras de Gerardo Schemedling que
decía: “Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu
sufrimiento. Sufres porque no aceptas lo que te va ocurriendo a lo largo de la
vida y porque tu ego te hace creer que puedes cambiar la realidad externa para
adecuarla a tus propios deseos necesidades egoístas y egocéntricas.

Aceptacion

Pero la verdad es que lo único que sí puedes cambiar es la
interpretación que haces de los acontecimientos en sí, conociendo y
comprendiendo como funciona tu mente. Si tu interpretación del hecho te reporta
sufrimiento es que actúas movido por la ignorancia; si te deja paz interior o
te trae armonía y satisfacción, no cabe duda de que actúas movida por la
sabiduría.

Ante el sufrimiento, el miedo, y la tristeza o la angustia, hazte
una simple pregunta: ¿qué es lo que no estoy aceptando? La respuesta te hará
comprender que la limitación que origina todas estas desagradables reacciones
está en tu propia mente y no en ninguna otra parte. En realidad, nadie puede
hacerte daño: tu ego es el que te hace reaccionar automática y negativamente
ante lo que te sucede, te dicen o te hacen. Tu ego es el único responsable de
tu malestar interno, por mucho que te esfuerces en buscar culpables fuera de ti
mismo.

Cuando compruebas la veracidad de estas afirmaciones a través de
tu experiencia personal, dejas de intentar cambiar la realidad externa para
acomodarla a las exigencias de tu ego y comienzas a trabajar sobre tu realidad
interna para poder aceptarla tal como es. A partir de entonces comprendes que
has venido al mundo a aprender a ser feliz por ti mismo y a aceptar y a amar a
los demás tal como son. Éste es el llamado camino espiritual.”

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