El éxodo masivo de ciudadanos mayoritariamente sirios que huyen de la guerra civil en su país hacia Europa, sólo es comparable al que provocó la Segunda Guerra Mundial.
¿QUIENES SON LOS REFUGIADOS SIRIOS?
Son los civiles refugiados de la Guerra Civil Siria que huyen de su país debido a la escalada de violencia que se generó desde 2011.
La crisis ha ido en un aumento desmesurado en cuanto a crueldad y brutalidad. Para escapar de la guerra, miles se han refugiado en países vecinos, como Jordania, Líbano, Turquía, Iraq y el Kurdistán y actualmente a inicios de setiembre de este 2015 los refugiados están siendo recibiendo por algunos países de Europa como Alemania.
Ya para mediados de 2013, la cifra de refugiados llegó a los dos millones, lo que convertía esta huida en uno de los mayores éxodos de la historia reciente, puesto que corresponde al 11,1 % de la población total de Siria. Y en este 2015 la situación se ha puesto más gramática. La Guerra Civil Siria causa más desplazados que cualquier otro conflicto en el mundo y todos los días 6000 sirios escapan de su país por la guerra.
La situación de los refugiados sirios es la mayor crisis humanitaria europea desde la Segunda Guerra Mundial. Decenas de miles de personas intentan escapar de la guerra que asola Oriente Medio cruzando el Mediterráneo para buscar cobijo en Europa. 230.000 personas han muerto ya intentando llegar a nuestro continente, y los que lo consiguen se enfrentan a la falta de reacción de la Unión Europea.
Siria es una república árabe soberana nacida entre 1941 y 1946, cuando los franceses abandonaron oficialmente su antigua colonia. Desde 1970 está bajo la dictadura de la familia al-Asad. Hafez al-Asad gobernó hasta su muerte en el año 2000. Le sucedió su hijo, Bashar, que controló el país hasta 2011, cuando estalló la guerra civil siria. Siria tenía en 2013 casi 23 millones de habitantes.
La Primavera Árabe de 2010 denomina una serie de alzamientos populares contra los regímenes dictatoriales o pseudo-democrática de la región: Túnez, el punto de partida, y Egipto cambiaron de gobierno en un plazo relativamente corto de tiempo. Otros países de la zona hicieron ciertas concesiones democráticas para evitar el cambio total de régimen. Los dictadores de Siria y Libia no cederían tan fácilmente. La revuelta libia contra el dictador Gadaffi terminó convertida en un conflicto a gran escala que acabó con la muerte de Gadaffi en octubre de 2011 y con la incapacidad del nuevo gobierno para controlar el país.
El caso sirio es más complicado: Bashar Hafez al-Asad todavía sigue en el poder, aunque ya no controla todo el país. Varias facciones se disputan el territorio y pelean entre sí y contra Asad. La más peligrosa es el Estado Islámico, el «sucesor» de Al-Qaeda que lleva combatiendo en Irak desde mediados de la década pasada y ha extendido su dominio a buena parte de Siria (incluyendo una buena parte de su infraestructura petrolífera).
Mapa de Siria en julio de 2015 Verde: el territorio en manos del ejército de al-Asad. Azul: Grupos opositores sirios de todo tipo. Naranja: Estado Islámico, proveniente de la vecina Irak. Rojo: combatientes kurdos. Fuente: BBC
Este mapa de la BBC señala el estado actual del conflicto (a fecha de julio de 2015), en el que participan de forma directa países como Turquía, Israel o Estados Unidos. Pero, a excepción de Turquía, que sí ha movilizado a su ejército, sólo en forma de ataques aéreos y sin una estrategia clara.
Este conflicto se ha cobrado ya más de 230.000 vidas, ha generado 11,5 millones de desplazados y un total de cuatro millones de refugiados han tenido que salir de Siria, huyendo en muchos casos de los campos de refugiados internos situados en territorios amenazados por la guerra o el dominio del EI.
No es una situación nueva: hace dos años por estas fechas, el total de refugiados ya era de más de dos millones y había más de 7,5 millones de desplazados. Ya entonces, ACNUR avisaba de que en 2014 la cifra se aproximaría a 3,5 millones de refugiados.
Y, desde principios de 2015, ACNUR y otras ONG advertían de la situación había sobrepasado el límite y que parte de los refugiados intentaría llegar a Europa huyendo del conflicto. Entre enero y julio de este año, sólo Grecia ha recibido la llegada de más de 124.000 personas, la mayoría de los dos países más afectados por el conflicto: Siria e Irak. Más de 2.000 personas han perdido la vida en ese período intentando cruzar el Mediterráneo rumbo a Europa.
Pero, hasta hace unos días y a pesar del potente flujo de refugiados -el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial-, la Comisión Europea sólo estaba dispuesta a admitir a 40.000 refugiados. Sin embargo, el salto a las portadas de la tragedia de la familia Kurdi -con la foto de un niño de tres años muerto en una playa de Turquía- ha coincidido con una nueva propuesta de la Comisión para admitir 120.000 refugiados adicionales. Aún así, la ONU advierte a Europa de que deberían prepararse para acoger al menos a 200.000 personas.
Aún así, los refugiados que intentan entrar en Europa son sólo una pequeña parte de los que ahora mismo buscan cobijo en Turquía (más de 1,8 millones), Líbano (casi 1,2 millones) o Jordania (más de 600.000). Turquía lleva años absorbiendo la mayor parte del flujo de refugiados y hasta la canciller alemana Angela Merkel reconoce que el país está «al límite de su capacidad»: casi dos millones en un país de 75 millones de habitantes. Mientras, Europa tiene problemas para admitir que necesita dar asilo a una décima parte de esa cifra entre sus más de 500 millones de habitantes. Ésa es la situación actual.
La crisis de los refugiados ahora mismo se sitúa en los países balcánicos, sobre todo en la limítrofe Hungría. Que se ha convertido en la puerta de entrada al resto de Europa de los refugiados ya en el continente. Y cuyo primer ministro Viktor Orban les ha denominado hoy mismo «problema alemán», y amenaza para la población europea, que «veremos cómo queda en minoría en nuestro propio continente». Hungría empezó en julio la construcción de un muro para detener el flujo migratorio.
También Bulgaria, Estonia, Polonia, la República Checa y Eslovaquia han manifestado en varias ocasiones su oposición a los refugiados, principalmente por su condición de musulmanes.
Quien sí ha cambiado de opinión tras la publicación de las fotos del fallecido Aylan Kurdi ha sido el primer ministro británico David Cameron, que hace dos semanas se oponía a la acogida de una «plaga» de refugiados. Tras afrontar titulares durísimos («David Cameron, ¿es éste niño sirio parte de la plaga de inmigrantes que tanto temes?»), Cameron se declara ahora dispuesto a acoger a «miles» de refugiados.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Manuel García-Margallo, por su parte, no ha querido concretar cuántos refugiados acogerá España, sólo que «asumirá la cuota que le corresponda» de la propuesta de la Comisión Europea.