La muerte y el peligro siempre han rondado a los toreros, y
si hay dos toreros en la misma familia, el riesgo es doble. Es el caso de la
familia del Cordobés, una familia de apodo pero no de apellido, que ha logrado
sortear la muerte hasta ahora.
El patriarca de la familia es Manuel Benítez Pérez, conocido
como el Cordobés, un legendario torero español de 79 años. El otro torero de la
familia es Manuel Díaz González, también conocido como el Cordobés, de 47 años.
Según él y su madre, María Dolores, su padre es Manuel Benítez Pérez, aunque
nunca lo reconoció.
La historia de la familia del Cordobés es una historia de
amor y desafío. Manuel Benítez Pérez se casó con Martina Freise en 1975,
después de haber tenido dos hijos con ella. Este matrimonio desafió las
convenciones de la España de entonces, ya que Martina era de origen alemán.
Juntos, tuvieron cinco hijos: Maribel, Manuel, Rafael, Julio y Martinita.
Pero antes de Martina, la vida del Cordobés era una montaña
rusa, tal y como recoge Dominique Lapierre en su novela «O llevarás luto
por mí», inspirada en su vida. Fue en esa época cuando conoció a Dolores
Díaz, quien trabajaba en una casa de Madrid. Según cuenta Dolores, el Cordobés
se fijó en ella y la sedujo hasta que sucumbió a sus encantos. Fruto de esa
relación nació Manuel Díaz González el 30 de junio de 1968 en Madrid.
La vida de Manuel Díaz González como torero comenzó en 1993,
cuando debutó en Sevilla. En 1997, se casó con Vicky Martín Berrocal, la hija
de un conocido ganadero, con quien tuvo una hija llamada Alba. Sin embargo, la
pareja se separó en 2001 y Manuel se casó de nuevo, esta vez con una venezolana
llamada Virginia Troconis, con quien tuvo dos hijos más, Manuel y Triana.
La rivalidad entre los dos Cordobeses es evidente, y aunque
comparten el mismo apodo, nunca han tenido una buena relación. Se dice que se
encontraron una vez cara a cara en el AVE, se pararon, se miraron y continuaron
su camino sin saludarse.
Pero más allá de la rivalidad entre los dos Cordobeses, la
vida de los toreros está llena de peligros y riesgos. La muerte siempre está
presente en la arena, y aunque han tenido suerte hasta ahora, la familia del
Cordobés sabe que en cualquier momento, la tragedia puede golpear.
La vida de Manuel Benitez Pérez ha sido una montaña rusa.
Desde su infancia humilde en Palma del Río hasta convertirse en una figura
legendaria de la tauromaquia, ha experimentado todo tipo de emociones. Pero su
vida también ha estado marcada por la polémica. Su matrimonio con Martina
Freise fue muy criticado en la España de entonces, ya que se casaron después de
haber tenido dos hijos juntos, desafiando las normas sociales de la época.
Pero la vida de los Cordobés ha estado marcada por la
tragedia. En 1984, uno de los hijos de Manuel Benitez Pérez, Manuel Jr., murió
en un accidente de tráfico. Y en 1996, uno de los hijos de Manuel Díaz,
Francisco, también falleció en un accidente de tráfico.
No son pocos los casos de toreros que han perdido la vida en
el ruedo. El más reciente fue el de Víctor Barrio, un torero español que
falleció en 2016 tras sufrir una cornada en el pecho durante una corrida en
Teruel. También está el caso de Paquirri, el padre de Francisco Rivera Ordóñez,
quien falleció en 1984 después de ser corneado en la plaza de toros de
Pozoblanco.
La vida de los toreros siempre ha sido una mezcla de
emociones, éxito y tragedia. La fama y el reconocimiento público son el precio
que tienen que pagar por su profesión, pero también conlleva un alto riesgo.