Desvelar que en Navidad el consumo
del Champagne y del Cava se dispara de forma exponencial no es
ningún secreto. Hasta aquí estamos de acuerdo. Sin embargo, los misterios y las
pugnas que alimentan el debate ente el Cava y el Champagne no
dejan de aumentar. Si hubiese que elegir entre ambos… ¿Con cuál te quedarías?
El Champagne es la bebida más glamurosa del
mundo. También una de las más exquisitas que jamás hayan sido elaboradas. Su
historia se remonta a la Francia de 1670, concretamente a al
región de Champaña, cuando el monje Dom Pierre Pérignon ideó
una segunda fermentación a los vinos (la que aporta la burbuja). Se producen
400 millones de botellas al año, todas ellas con denominación de origen
Champagne.
Las marcas más conocidas y sibaritas son Dom
Perignon (Pertenece a Moët Chandon), G. H. Mumm, la propia Moët
Chandon en su versión clásica. Hay muchas otras dignas de mención. Si bien
es cierto que gracias a la publicidad y al boca a boca son los reyes
indiscutibles.
Respecto al Cava hay que destacar que
es una vino espumoso mucho más moderno que el Champagne.
Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX debido a una plaga de
parásitos de la vid (filoxera). El foco de producción del Cava se centra
en Cataluña y se elaboran alrededor de 200 millones de
botellas cada año.
Los embajadores mundiales del Cava son Freixenet, Codorniú y Juvé
y Camps. Hay que destacar que no todos los Cavas son de origen catalán. Y
es que se elaboran cavas de Valencia, Aragón, Extremadura…
Es un flagrante error reducir el debate a Champagne
o Cava pues existen dentro de cada denominación multitud de variedades.
Tenemos que tener muy en cuenta la madera de barrica, el envejecimiento,
los coupages…
No nos equivocaremos al decir que hay cavas buenos
y champanes buenos; así como gritar a los cuatro
vientos que existen cavas pésimos y champanes pésimos. Es
importante probarlos, saber si van a encajar con ciertas
celebraciones o comidas, si nos gusta más o menos el sabor seco,
con dulces…
Si hablamos del precio es relevante
apuntar que, por norma general el Champagne es más caro
(aunque dependerá de las marcas y las calidades). Sin duda, en el plano
internacional no hay color. El espumoso francés es el líder
indiscutible y también el más glamuroso.