CONCIERTO DE THE KILLERS EN LIMA

Marta Campos - Redactora

Killers

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The Killers realizó una increíble actuación el jueves 4 de abril en el
«Estadio Nacional». Las 15 mil personas reunidas en el recinto
explotaron con los temas más conocidos del cuarteto.

El Estadio Nacional grita “¡Olé, olé, olé, olé! ¡Killers, Killers!”
La multitud se desespera por los 20 minutos de retraso. Ya queremos
verlos.

De pronto, se asoman tres figuras conocidas: Dave Keuning, Mark Stoermer, Ronnie Vannucci Jr y después la que todos esperábamos: Brandon Flowers. El tema “Mr. Brightside” desata el éxtasis colectivo.
La gente salta, se empuja hacia delante y atrás. Se convierte en una
ola de furor. “Spaceman” nos impulsa a seguir vibrando. Flowers, vestido
íntegramente de negro, como los demás miembros del grupo, nos contagia
su simpatía. “BRANDON, TE AMO” – gritan unos chicos al unísono. El
vocalista, padre de tres hijos, lo tiene todo: simpatía, talento y
pasión.

El público se para y toma un respiro en “The way it was”. Brandon,
que conoce a su audiencia, interactúa con ella “¡LIMA! Have you missed
us?” y luego dice en español “Nosotros también. It’s been too long”.

La noche continua con “Smile like you mean it”, Flowers se hace del
teclado y comparte protagonismo en escena con David Keuning, el
guitarrista. Después interpretan tres éxitos de su nuevo álbum
“Here with me”, “Bling” y “Miss Atomic Bomb”, canciones que nos hacen
recordar algún amor pasado y frustrado. 

Los acordes de guitarra encienden a Lima, que siempre vuelve por más, y The Killers nos anima a seguir saltando con “Somebody Told me”.
La iluminación, la pantalla de fondo, donde se proyectan diferentes
escenas de la banda, y el icónico rayo, símbolo de los matadores,
combinaban a la perfección con la vibra del concierto. “Flesh and bone”,
“For reasons unknown” y “From here and out”, nos recuerdan que son una
banda con sentimiento y lo asombroso es que saben proyectar eso a su
audiencia, ya sea en sus canciones o en el escenario. Sentimos esa deliciosa presión en el pecho que experimentas al vivir algo inolvidable. 

La música es imparable. Los matadores se lucen con toda su
experiencia en el escenario. Brandon comienza a hablarnos. Nos dice que
de donde él viene, el refrán es “Lo que pasa en Vegas, se queda en
Vegas” y que quiere cantarnos algo que habla sobre sus padres y su
ciudad natal. “A Dustland Fairytale” comienza a sonar. Las 15 mil almas
entonan a viva voz el tema que relata la historia de una cenicienta en
espera de su príncipe y de los peligros a los que se enfrenta mientras
pasa el tiempo.

“Read my mind” y “Runaways” son infaltables en el show. Flowers hace suyo el escenario.
Se sube a los parlantes y nos alienta a gritar más, a saltar más. Nos
cae papeles de colores del cielo. “Gracias, Lima”, anuncia y se retiran
de escena. ¿Volverán? Tienen que. Aún queremos más.

El escenario se queda desierto. Los técnicos se asoman para limpiar y
ordenar los instrumentos. The Killers vuelve a la tarima y la histeria a
nuestra sangre. No podemos tener suficiente de ellos. Queremos más. Nos
regalan los tres clásicos “All these things that I’ve done”, “Jenny was
a friend of mine” y “When you were young” para complacernos y sentir un
golpe final en el corazón.
Nuestros pies nos duelen, el cuerpo
ya no quiere responder, el agotamiento y el sudor se respira en el
aire, pero más fuerte es el ímpetu y la pasión por la banda.

Así que, Lima no para. Se mueve, salta, baila, grita y estalla. Brandon
se baja al escenario para saludar a sus fans y darles la mano. La gente
se empuja para alcanzarlo. Ronnie lanza sus palillos de batería. No
podemos ser más felices. Nos mataron, pero para eso precisamente existen: para «asesinar».

FUENTE: LA REPUBLICA

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