Su tema ‘Vive la vida’ fue la canción del FIFA 2005.
España, 2002. Mientras el Aserejé de Las Ketchup arrasaba como fenómeno mundial otros temas competían por ser canción del verano dentro de nuestras fronteras. Ave María, de Bisbal; Torero, de Chayanne; Que el ritmo no pare, de Patricia Manterola; o Que la detengan, de David Civera, sonaban en todas las radios hasta que un recién llegado se hizo hueco entre ellas: El movimiento del amor, de Gusanito, arrasaba en discotecas, fiestas de pueblo y verbenas varias.
“Yo he ido hasta a una boda a cantarle por sorpresa a los novios porque se conocieron con esa canción, con eso te lo digo todo”, nos cuenta Manel Moreno, aka Gusanito, en conversación telefónica. La España que aún no sabía lo que era el reguetón (y ni hablar del electrolatino, que ni siquiera existía) bebía los vientos por el flamenquito y la rumba fusionados con el pop y el dance, o lo que es lo mismo, el pachangueo de toda la vida, y Manel logró colar sus éxitos durante varios veranos consecutivos en lo que se podía considerar la vara definitiva para medir si una canción era memorable o no: los recopilatorios de Caribe Mix.
Primero de la mano de Blanco y Negro y después de Vale Music (la discográfica con la que firmaban todos los triunfitos), Manel construyó éxitos como Bora Bora o Vive la Vida, canción principal del FIFA 2005 y la que supuso su auténtico boom. “Estuve hasta en el campo del Barça actuando, imagínate. Tengo recuerdos muy bonitos de esa época. Me pateé España entera y conocí a mucha gente porque además yo era muy amable, muy sociable, no el típico que después de actuar se larga al hotel. He hecho grandes amigos que aún mantengo”, rememora el cantante.
“Hacía bolos de hora y media yo solo. Me contrataban las fiestas del pueblo e iba con dos bailarinas. Cogía carretera y manta y, venga, un día aquí y otro allí. He llegado a decirles a mis padres en verano: ‘nos vemos en octubre’. Y suerte que aquí en Cataluña hacía muchas actuaciones. Donde más, junto con el sur de España, Galicia y Valencia”, recuerda.
Tras los hits mencionados, Gusanito volvió a triunfar con Ven a vivir o Niña, pero a partir de 2006 se le pierde la pista. “Cuando grabé el disco en 2006 tuvimos un problema a través de Vale Music con un sello de Madrid. En medio de toda la promoción el tío desapareció y se fue a México dejándonos tirados a todos: a mí, a los productores, a la compañía, a otros artistas… Tuvimos una mala experiencia”, relata. Por contrato debía estar un año sin hacer nada como Gusanito y en España comenzaba a pegar fuerte el reguetón, así que propuso a la discográfica sacar un tema de este estilo bajo el nombre de Manel. “Decidieron que no, que mejor esperara para seguir con el mismo estilo. Les dije que los tiempos cambian, sobre todo en la música. Y efectivamente no me equivocaba”, constata.
La razón de seguir:
De la música a los fogones
“Viene todo por ahí. Cambia el panorama, viene la crisis, las compañías cierran… Y ya no apostaban tanto por los Caribes. Antes ponías la tele en verano y eran todo anuncios de Caribe Mix o Disco Estrella y ahora no”, dice. Desde entonces, Manel, que ahora tiene 33 años, se ha dedicado a la cocina y actualmente trabaja en la hamburguesería gourmet Les Palmeres, en Pineda de Mar, el pueblo pesquero en el que reside, aunque “he trabajado en restaurantes Michelín. Hago de todo, no alta cocina, pero de todo”.
“Evidentemente, prefiero subirme a un escenario, pero la de cocinero es una profesión que me encanta y a día de hoy es la que me da de comer. Además está muy de moda y en cierto modo es como la música: hago algo que a la gente le gusta y el público también te evalúa. Y, bueno, puedo cantar en mi cocina”, bromea.
De todas formas, Manel nunca ha desconectado del todo de la industria musical. Se presentó hace unos años al casting de La Voz y pasó la prueba online, pero el trabajo le impidió acudir a las audiciones a ciegas. “Continuamente tengo contacto con productores y DJ’s y uno de mis grandes amigos es Juan Magán. De hecho, tengo una maqueta grabada con él desde hace años y hace poco estuve hablando con otro amigo que trabaja en una radio de Barcelona para hacer algo, pero requiere tiempo y ahora estoy centrado en otras cosas”, asegura.
Si Gusanito lo petara en 2017, ¿qué estilo de música haría? ¿Reguetón? ¿Electrolatino? ¿Trap? “Yo me adapto a todo, pero le daría más al electrolatino”, apunta. “Mi música siempre ha sido el flamenco y mis canciones eran pachanguita con un rollito rumbero”. Aunque solo sacó un disco físico al mercado, los Caribes y otros discos recopilatorios similares contaban con él cada verano. ¿Ganó mucho dinero por aquel entonces? “Sí, a ver, pero te digo una cosa. A no ser que hagas el Aserejé o un Despacito, no creas que se gana tanto siendo un artista de canción del verano. Ahora se gana más por el tema de Youtube. Yo mis vídeos no los moneticé y ahora se monetizan, y piensa cuántos artistas había como yo en el Caribe Mix”, reconoce. “En los bolos se gana dinero, pero también te digo que cuando firmas un contrato con 17 años no miras mucho lo que firmas”, admite.
De esa época lo que más echa de menos, al margen de subirse a un escenario, son los viajes y estar rodeado de gente. “Casi a diario me escribe gente por Facebook preguntándome qué hago ahora. Lo de Gusanito me ha ayudado, siendo medio famosillo la gente te trata diferente. Yo nunca he querido sacar partido de eso, pero sí que me ha abierto puertas. Cuando alguien se entera de quién soy es como ‘¿pero qué dices? ¿tú eres este?’. Claro, la gente alucina”, asevera.
Entonces, ¿no descartamos nuevos temas de Gusanito? “Lo único que me falta es tiempo para poder dedicarme a la música. Pero, bueno, yo creo que algún día grabaré otra cosa. Igual después de esta llamada llamo a mi colega y le digo ‘oye, venga, vamos a grabar, que me han encendido el gusanillo’“.