Con dos medallas que llevaron a Brasil a lograr en Londres su mejor
actuación en Juegos Olímpicos, los hermanos Esquiva y Yamaguchi
colocaron el nombre de la familia Falcao Florentino en la cima del
deporte nacional, aunque puede ser que un boxeador que sea mejor que
ellos todavía esté por aparecer.
Cuatro de los 18 hijos del ex
deportista de lucha libre y boxeo Adegard Camara Florentino, o Touro
Moreno, siguieron sus pasos en los cuadriláteros, y dos de ellos se
garantizaron un lugar en el podio olímpico.
Esquiva, de 22 años,
se convirtió en el primer boxeador brasileño en una final de Juegos
Olímpicos con una victoria indiscutible por 16-9 el viernes ante el
británico Anthony Ogogo, en la categoría hasta 75 kilogramos.
Finalmente tuvo que conformarse con la plata al caer en la final del sábado ante el japonés Ryota Murata.
Su
hermano mayor Yamaguchi, de 24 años, también aseguró una presea para
Brasil al llegar a las semifinales de la categoría medio pesado -hasta
81 kilos-, donde perdió 23-11 frente al ruso Egos Mekhontcev y obtuvo el
bronce.
Para llegar a esa instancia, el brasileño tuvo que vencer
en su combate anterior al cubano Julio la Cruz Peraza, campeón mundial
en la categoría.
A los 15 años, Estiva Falcao puede ser el próximo
heredero de Touro Moreno y brillar en los cuadriláteros. Y la
expectativa de quien lo acompaña es que puede llegar lejos. Al menos
nombre de campeón ya tiene.
«Estiva es un homenaje que mi padre le
hizo al gran boxeador cubano Teófilo Stevenson», indicó Esquiva, sin
saber explicar si la diferencia entre Estiva y Stevenson -leyenda del
boxeo cubano con tres oros olímpicos- fue un fallo del registro civil.
«Otílio
Toledo (jefe del equipo de boxeo de Brasil) lo vio pelear y lo elogió.
Dice que él es mejor que yo y que mi hermano (Yamaguchi) juntos», apuntó
Esquiva, emocionado por el éxito de la familia tras haber alcanzado la
final olímpica.
La historia de la familia es similar a la de
muchas otras de deportistas brasileños que afrontan las realidades más
difíciles para perseguir un sueño.
Touro Moreno fue uno de los
precursores del «vale todo», que dio origen al ahora mundialmente famoso
torneo de Artes Marciales Combinadas, y también hizo boxeo y participó
de dos programas televisivos de lucha. Hoy, a los 75 años, vive en una
casa modesta en Espírito Santo y depende de una jubilación y de la ayuda
de sus hijos.
Esquiva y Yamaguchi hablan con orgullo de su infancia, en la que siempre fueron incentivados por su padre a practicar lucha.
Esquiva puede ser considerado un predestinado, ya que su nombre significa el movimiento para escapar de un golpe en una pelea.
Yamaguchi también tiene un nombre ligado a la lucha. El suyo es un homenaje al japonés que fue profesor de judo de su padre.
«Yo hablo mucho de mi padre porque el vivió del deporte», dijo Esquiva. «Hoy estamos en los Juegos Olímpicos gracias a él».
Para llegar a los Juegos, ambos se fueron temprano de su casa, donde entrenaban en el patio.
Desde
los 14 años, Yamaguchi vive en Sao Paulo, donde ha sido preparado por
el entrenador de la selección brasileña, Joao de Barros. Esquiva llegó
cinco años después, siguiendo los pasos de su hermano mayor.
Joao,
nacido en Guinea Bissau y que empezó a trabajar en boxeo en Cuba -donde
cursó la carrera universitaria de Educación Física y guió a un púgil
local a dos títulos mundiales-, conoce y trata a los dos hermanos como
si fuesen sus propios hijos.
«Yamaguchi es un bromista, le gusta
cantar música de pueblo, es alegre», señaló el entrenador. «Esquiva es
más introvertido, del tipo que llora cuando uno le habla con dureza»,
continuó.
Personalidades diferentes, pero unidos por el sueño de conquistar un hecho histórico.
«Nosotros
pensamos todo el día en ser campeones. Yo le digo: ‘Yamaguchi, nosotros
tenemos posibilidades y la capacidad de salir de aquí con la medalla de
oro. Entrar en la historia para siempre. Dos hermanos en unos Olímpicos
con una medalla de oro», sostuvo Esquiva.
El sueño no pudo
concretarse por las derrotas en las instancias finales, aunque los
hermanos Falcao volverán a Brasil orgullosos de haber aportado dos
preseas olímpicas a la máxima cosecha histórica de su país en los
Juegos.