La española Marina Alabau alcanzó este martes el oro olímpico de vela RS:X, más conocido por la mayoría de la gente como windsurf, en los Juegos de Londres 2012 cumpliendo un sueño que perseguía desde que muy joven se comenzó a surcar las aguas llevada por los vientos.
“Sólo pienso en el oro”, decía recientemente esta joven, de 27 años, que dominó la competición olímpica de RS:X desde su comienzo el pasado martes hasta su subida al primer cajón del podio.
Alabau llegó en primera posición a la “medal race”, la última gran regata que disputan sólo los diez mejores de las clasificaciones, con tal ventaja que sólo un octavo puesto hubiera podido dejarla sin el título.
Pero volvió a mostrarse intratable ante sus rivales cruzando nuevamente la meta en primer lugar.
“He estado más de tres cuartas partes de la competición delante y no me imagino perdiendo el primer puesto cuando está al alcance de mi mano”, decía el fin de semana pasado esta joven de Sevilla (sur), en una muestra de la determinación que siempre ha exhibido desde que descubrió la vela en unas vacaciones de verano cuando no tenía más de ocho años.
Empezó en unas pequeñas embarcaciones de clase Optimist, pensadas para niños de entre 6 y 12 años, pero pronto se cansó y a los diez años ya hacía sus primeros pinitos sobre una tabla de windsurf.
“Buscaba algo más físico, más emocionante, más divertido”, asegura Alabau, que a los 13 años ganó su primer campeonato del mundo y a los 16 fue llamada para integrar el equipo preolímpico español.
Comenzó entonces una nueva vida, con mudanza incluida de Sevilla a Puerto de Santa María y después a Tarifa, ciudad paraíso de los amantes del windsurf por sus constantes días de viento.
“Normalmente entreno unas cuatro horas al día, cinco o seis días a la semana, alternando físico con agua”, explica la ganadora del oro en la última edición olímpica del “windsurf”, ya que en Río de Janeiro-2016 está previsto que se sustituya por el “kite-surf”, algo que no gusta a Alabau.
“Me parece un error y una pena para el deporte, el kite es un deporte magnífico, pero no deberían de quitar el windsurf”, consideraba esta deportista, que también descubrió entre las olas al hombre de su vida, el francés Alexandre Guyader, su novio y entrenador.
Guyader, que participó en los Juegos Olímpicos de Sídney en la competición de vela en la clase Mistral, a la que sustituyó la RS:X, considera que “es muy tranquila, si se pone nerviosa no se le nota”.
Una tranquilidad y fortaleza mental que ha demostrado en el campo de regatas de Weymouth, sede de las pruebas olímpicas de vela, donde ha pasado buena parte de los últimos meses entrenándose.
Un entrenamiento que le ha servido para llevarse su primera presea dorada en sus segundos Juegos Olímpicos, después que en Pekín-2008 se quedara al pie del podio por muy poco. La plata de Londres fue para finlandesa Tuuli Petaja y el bronce para la polaca Zofia Noceti-Klepacka.
Para Alabau, este título olímpico culmina, hasta el momento, una carrera en la que se cuentan también cuatro medallas mundiales, incluido un oro en 2009, o cinco campeonatos europeos.