ADIÓS
A LOS CRISTALIZADOS
En
los años 70 estuvieron muy de moda los barnices tipo cristal, que dejaban las
superficies cubiertas de una capa “indestructible” similar al vidrio. Si q
chapa de debajo, puedes intentarlo de la siguiente forma: cubre la superficie
con papel de periódico y coloca encima una plancha muy caliente sin vapor. El
calor hará que el barniz se contraiga, provocando su resquebrajamiento;
después sólo tendrás que levantarlo con una espátula. Si no consigues
eliminar este acabado brillante aplicando calor, entonces olvídate de
eliminarlo.
LACADOS
QUE SE DESPORTILLAN
Los muebles lacados son frágiles, y cualquier golpe los agrieta y
descascarilla. Arreglarlos no es fácil, sobre todo si el lacado es muy
brillante. Sin embargo, puede intentarse hacer una reparación que disimule el
desperfecto. Si el hueco dejado por la laca es hondo, rellena la superficie con
masilla para madera blanca, lijándola hasta dejarla enrasada con el resto.
Después, aplica un esmalte-laca brillante o satinado (según el acabado) con una
esponjilla, dando varias capas hasta igualar con el resto (extiende la pintura
sobre la laca original).
DISIMULAR UN ARAÑAZO
La goma-laca, además de estropearse con el agua, es sensible a los
arañazos. De nuevo, el arreglo es bastante sencillo y no hay que eliminar el
acabado para aplicarlo de nuevo. Si la raya es profunda, aplica goma-laca con
un pincel fino hasta rellenarla y lograr que quede por encima de la superficie.
Luego, lija en el sentido de la veta con lija nº 280 y unas gotas de aceite de
vaselina hasta igualarla. Termina pasando una muñequilla humedecida ligeramente
en alcohol hasta conseguir que le salga brillo.
