El Cairo. Dpa, Efe, Afp, Ap Y Ansa –
04/07/13
Las Fuerzas Armadas egipcias derrocaron ayer al presidente Mohamed Mursi y un gobierno de transición encabezado por el titular de la Suprema Corte Constitucional
asumió el poder hasta convocar a elecciones anticipadas. El golpe fue
respaldado por la cúpula del poder político y económico, las autoridades
religiosas y un mayoritario segmento de la población que venía
reclamando el alejamiento del mandatario.
Una multitud mayor a la que vio caer hace dos años al dictador Hosni Mubarak estalló de júbilo
en la plaza Tahir cuando el jefe del Ejército y ministro de Defensa,
Abdel Fatah al Sisi, hizo el anuncio por televisión. Como contrapartida,
grupos oficialistas chocaron con las tropas en Marsa Matrouh, con un
saldo de cuatro muertos. De esta manera ya son 47 las víctimas fatales en el último mes.
Durante la noche, Mursi y los principales líderes de Los Hermanos Musulmanes, el partido gobernante, fueron arrestados.
El ex mandatario quedó con prisión domiciliaria, hasta resolver su situación.
En
su discurso, Al Sisi dijo que se formará un gobierno de unidad nacional
que asumirá el poder hasta nuevos comicios, disolverá la Asamblea
Legislativa –conformada por mayoría islámica– y anulará la Constitución,
reelaborada por Mursi y su partido, con gran rechazo popular por sus
inclinaciones religiosas. “ El Ejército no quiere permanecer en el poder
”, aseguró el jefe militar, que habló junto al gran jeque Ahmed al
Tayeb y al papa copto Teodoro II. Y señaló que lo único que hicieron las
Fuerzas Armadas es escuchar la voluntad del pueblo, que protestaba
contra el gobierno de Mursi.
El Ejército había fijado un
ultimátum a Mursi, que venció ayer, para que resolviera la crisis
política en el país, después de que la oposición exigiera su renuncia y
la convocatoria a nuevas elecciones. Como el mandatario se negaba a
cualquier cambio, se formó una coalición liderada por las Fuerzas
Armadas, las máximas autoridades religiosas y los principales dirigentes
de la oposición. Al encuentro asistieron, entre otros, el premio Nobel
de la Paz, Mohamed El Baradei, representante del movimiento de protestas
Tamarud.
El acuerdo contempla que el presidente de la Corte
Constitucional, Adly Mansur, administre la etapa interina y llame a
comicios en una fecha a fijar. Además, se formará un comité de expertos
para enmendar la Constitución, según el plan trazado por la coalición.
Mursi,
de 62 años, estuvo así sólo un año en el cargo, pese a haber sido el
primer presidente elegido democráticamente tras la caída de Mubarak.
Ayer, a través de su cuenta de Twitter, denunció que fue víctima de un “golpe de Estado”. Pero al mismo tiempo pidió evitar enfrentamientos y violencia en las calles. “El presidente Mursi urge a todos a adherir a la paz y evitar el derramamiento de sangre de los compatriotas”, afirmó por la red social.
Como hemos visto en el Curso de geopolítica económica en Madrid la
destitución fue la conclusión de varios meses de tensión y violentos
choques entre opositores y oficialistas. Desde hace semanas se vienen
realizado enormes protestas para exigir la convocatoria a elecciones
frente a la crisis política y económica que se arrastra sin cambios
desde antes de la revolución que implicó la caída de Mubarak.
Desde
el día que tomó posesión del cargo, en junio de 2012, el camino de
Mursi estuvo lleno de obstáculos y tensión. Peleado con el Poder
Judicial porque no le permitía hacer a su antojo, convocó a la Asamblea
del pueblo de mayoría islámica que la Corte Constitucional había
disuelto un mes antes. Después de varias medidas antipopulares, comenzó a concentrar cargos y poder,
respaldado por el poderoso movimiento de Los Hermanos Musulmanes. Esto
fue algo que la población no soportó, sobretodo después del paso de
varios dictadores. En el país se acrecentó el malestar por la crisis
económica, los cortes de energía, la fuerte caída del turismo –una de
las principales fuentes de ingreso– y el constante incremento de la
desocupación, que afecta principalmente a los jóvenes. Creció la rabia
de los opositores que comenzaron a considerar a Mursi un dictador, y a
temer por una Constitución considerada demasiada abierta a
interpretaciones islámicas. La tensión se elevó y las manifestaciones se
hicieron masivas. La caída de Mursi cierra esta nueva crisis política
en Egipto, tras la simbólica Primavera Arabe.
FUENTE: EL CLARIN.COM