Missy Franklin, la nueva maravilla de la natación estadounidense ganó
este lunes su primera medalla de oro en unos Juegos al imponerse en la
final de los 100m espalda de Londres-2012 en una gran demostración de
coraje.
Franklin, campeona del mundo de los 200m espalda, registró
un tiempo de 58 segundos 33 centésimas para superar a la australiana
Emily Seebohm (58.68), medalla de plata, y a la japonesa Aya Terakawa
(58.83), que ganó el bronce.
Es la segunda medalla de Missy, de
tan solo 17 años, en sus primeros Juegos Olímpicos, tras la plata
obtenida con el relevo estadounidense de 4×100 libres el sábado.
El
triunfo de la estadounidense fue a puro coraje, ya que Missy recién
superó a la australiana Seebohm en la segunda parte de la carrera
celebrada en el Centro Acuático de Londres.
Franklin había nadado
apenas unos minutos antes las semifinales de los 200m libres, donde se
clasificó para la lucha por el podio en un agónico octavo lugar.
«Esto
es indescriptible. No puedo creer lo que sucedió. Eso supera en mil
millones de veces mis expectativas», dijo tras ganar su primera medalla
de oro.
«Uno nunca sabe hasta que no ve el tablero. Nadé tan
rápido como pude, puse 110% de esfuerzo y todo ese trabajo dio
resultados», agregó.
«No sé qué pensar. Vi la reacción de mis padres en la pantalla y empecé a lagrimear», continuó Missy.
La
joven estrella tiene previsto participar en siete pruebas en los Juegos
de Londres -cuatro individuales y tres relevos-, en un programa que
puede convertirla en la primera nadadora estadounidenses en ganar igual
número de medallas en unos Juegos.
El récord hasta ahora esta en
manos de su ídolo Natalie Coughlin, que logró seis medallas en
Pekín-2008 (un oro, dos platas y tres bronces).
El destino hace
que «Missy» y Coughlin (de 29 años) compartan en Londres el revelo
4x100m estilos, con el que ya triunfaron en Mundial de Shanghai-2011.
Oriunda
de Pasadena, California (oeste de Estados Unidos), Missy (1,86 metros
de altura) es hija de canadienses y aprendió a nadar desde pequeña ya
que su madre, temorosa del agua, no quiso que la experiencia se
repitiese.
Desde el inicio de su carrera, Franklin tuvo que tomar una difícil decisión: competir para Canadá o Estados Unidos.
Si
bien su madre pensaba que le sería más sencillo hacerse un lugar en el
equipo canadiense, la joven optó por Estados Unidos, país al que siente
su patria.
Con apenas 13 años, Missy participó en las
eliminatorias estadounidenses para los Juegos de Pekín pero no logró
clasificarse para ninguna prueba.
Sin embargo, la niña tenía un
futuro prometedor y su esperada explosión llegó en Shanghai-2011, donde
ganó tres medallas de oro, una de plata y una de bronce.
Esa
actuación le valió ser elegida la mejor nadadora del año pasado por la
revista de la Federación Internacional de Natación (FINA).
FUENTE: YAHOO DEPORTES