Últimamente, sobre todo desde la
popularización de las redes sociales, que supuso uno de los mayores booms
tecnológicos y, por lo tanto, un aumento considerable de usuarios que accedían
a Internet por primera vez, se ha empezado a valorar un poco la privacidad
online.
En mi modesta opinión, creo que
aún nos queda mucho trayecto para llegar a un nivel mínimamente aceptable de
gestión de nuestra privacidad, pero todo tiene su proceso y ahora mismo estamos
empezando ese camino.
En un intento de proteger la
privacidad de los usuarios en ordenadores compartidos, los navegadores modernos
ofrecen opciones de navegación de incógnito. Esta opción permite compartir
ordenador sin compartir cuentas de ningún servicio online (correo electrónico,
redes sociales, blogs, entornos laborales…) no solo con un grupo reducido de
usuarios controlados, sino con cualquier visita esporádica que podamos tener.
La imagen anterior es una captura
de pantalla del texto de aviso que aparece al abrir una ventana de incógnito en
el navegador Google Chrome, en la que se explica en qué consiste concretamente
dicha opción.
Lo que me gusta de este aviso es
que, además de explicar el funcionamiento de forma sencilla para cualquier
usuario, introduce también elementos pedagógicos para que los usuarios más
noveles o con menos conocimiento técnico, vayan con cuidado con las
aplicaciones gratuitas que se encuentran sin supervisión por Internet.
Me refiero al punto que avisa que
hay que tener cuidado con:
Software malicioso que realiza un seguimiento de las teclas que pulsa el usuario a cambio de unos emoticones gratuitos .
En 2011, aproximadamente 20 años
después de la primera oleada de internautas, aún hay un grupo amplio de
usuarios que confían ciegamente en todo lo que ven en Internet, y ni siquiera
sospechan que las aplicaciones creadas por completos desconocidos sin ningún
tipo de control puedan tener alguna sorpresa escondida por eso mismo es interesante formar a la gente de avanzada edad y que no tienen mucho conocimiento sobre ello en cursos de informática.
Por
eso, aplaudo las campañas de concienciación, aunque sean tan tímidas como esta.